Así fue el romance de María Félix con el padre de Miguel Bosé

Ciudad de México.-  María Félix es una de las figuras más emblemáticas del cine mexicano, específicamente de la Época de Oro. También tuvo varios amores, por lo que ahora se hablará del romance que tuvo con el torero Luis Miguel Dominguín, padre de Miguel Bosé.

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La seguridad de La Doña y, por supuesto, su gran belleza, hizo que pudiera atraer a cualquier hombre que ella quisiese, por lo que el torero no fue la excepción. Él tuvo una fama de matador a capote, y fuera de su profesión, de rompecorazones.

Ellos se conocieron por azares del destino, pero se rechazaron a primera instancia. Luis Miguel nació el 9 de noviembre de 1926. Toda su familia se dedicaba a la tauromaquia y estuvo casado con Lucía Bosé, quien fue modelo y actriz italiana, quien también fue madre de sus dos hijos, uno de ellos Miguel Bosé.

El torero gustaba de las mujeres y aún como un hombre casado anduvo con famosas como María Félix, Ava Gardner, Lana Turner, Rita Hayworth, Marta Alban, Lauren Bacall, Cecilia Albéniz (nieta del compositor), Rommy Schneider, Ira de Furstenberg o Miroslava Stern quien, aseguran se suicidó por él.

De acuerdo con entrevistas para hablar de sus memorias, Luis Miguel llegó a definir el romance con la actriz mexicana como el de Hernán Cortés y la Malinche.

Al principio cuando se veían no se tomaban demasiado en cuenta, solo se saludaban. María Félix indicó que no podía tener un romance con él ya que tenía muy mala fama de haber afectado a toreros mexicanos en tierras españolas.

En una reunión que hizo el bailarín Antonio se volvieron a encontrar y se saludaron pero con arrogancia, al otro día, ahora en casa de Edgar Neville, se volvieron a encontrar y ambos se mostraron más amables, así que rieron de lo pasado y platicaron toda la noche.

Luego ella lo invitó a que la acompañara al Hotel Velázquez, ahí lo invitó a cenar caviar, pollo, champagne francés y más, todo corrió por cuenta de ella, esto lo hizo para revivir el romance de Cortés y La Malinche, como él decía.

Su historia siguió en París, ciudad que ella le mostró detalladamente. Lo que sin duda lo tenía eclipsado era la belleza de María Félix y su seguridad. Ellos se bebían el amor y la vida juntos. Cuando era momento de pagar las cuentas, ella lo hacía, luego jugaba con él para que le regresara el dinero y cuando lo hacía ella se reía para así destacar su pureza de hombre.

Después de la dulce etapa de romance, se encontraron de vez en cuando. En algún momento él regresó a México para torear y le brindó el primer toro a ella.  Se dice que su último encuentro fue en Acapulco, en el puerto llamado María Bonita, lugar donde el español confirmó que María seguía siendo bella y arrogante, tal como le gustaba.

Fuente: El Heraldo