Gabriel Byrne relata cómo enfrenta al sacerdote católico que abusó de él durante su infancia

Estados Unidos. – El actor irlandés, Gabriel Byrne, famoso por aparecer en varias cintas como El Día Final, Hereditary o la primera temporada de la exitosa serie de History Chanel, Vikingos, recientemente confesó un grave hecho que sacudió su vida durante su infancia.

Byrne relató que una vez se comunicó con el sacerdote que al que acusó de abusar sexualmente de él cuando era niño, y aquel hombre no recordaba quien era. En sus nuevas memorias que escribió en su libro Walking with Ghost, el actor de 70 años relató que, durante la llamada telefónica de confrontación en el 2002, su presunto abusador no recordaba quién era, e incluso le agradeció por ponerse en contacto.

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Quería en esos últimos segundos decirle que, aunque no creo en el infierno, espero que existe porque quiero que esté aterrorizado y arda para siempre. Pero no dije nada. Una parte de mí no quería lastimar a un anciano con una voz amable atrapado en una casa de retiro que ahora no me recuerda ni nada de lo que había hecho

Byrne ha tenido una gran carrera como artista; pues ha hecho más de setenta películas y compartido la pantalla con grandes personajes como Richard Burton y Vanessa Redgrave. También ganó un Globo de Oro por su papel en In Treatment de HBO, y fue nominado a tres Premios Tony y ha interpretado a varios personajes inolvidables en películas como Miller’s Crossing, The Usual Suspects e Into the West.

La Historia de un abuso 

Byrne estuvo casado con la actriz Ellen Barkin, y habló por primera vez a los medios del abuso sexual que vivió en el año 2010. Dijo que de niño fue agredido sexualmente por el miembro de la Congregación de los Hermanos Cristianos en Inglaterra.

Y como muchos niños católicos de aquella época, Byrne estuvo tentado a pensar que tenía un llamamiento a ser sacerdote, ya que a los once años viajó a un seminario en Birmingham, Inglaterra. Y fue ahí donde de noche fue llamado a la habitación privada de un sacerdote, que abusó de él.

Después de que lo expulsaron del seminario por exponer a la autoridad, Byrne estuvo a la deriva algún tiempo, buscando si camino, primero como plomero, luego como ladrón antes de volver al teatro donde disfrutó de niño.

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En la segunda parte del libro, explora su vida como actor, y habla más bien en la naturaleza dudosa de la fama y las dudas sobre sí mismo. El actor, que ganó una batalla contra el alcoholismo, cuestiona su imagen de símbolo sexual y considera los costos de toda una vida de usar la máscara de actor.

Todos actuamos todo el tiempo. La vida nos convierte en engañadores necesarios. Excepto, tal vez, cuando estamos solos

Al describir la noche del abuso, Byrne escribe en el libro:

Incluso años después, parece que la noche se ha concretado. Lo he estado pinchando con un alfiler desde entonces, tengo miedo de lo que está enterrado allí

También admite que durante mucho tiempo se culpó a sí mismo por lo sucedido, sintiéndose “avergonzado” y “culpable” como si hubiera hecho algo mal.

Recientemente, para una entrevista con el New York Times, el actor contó que dicho sacerdote murió hace varios años y habló sobre el comportamiento que tuvo que tomar para poder salir adelante después de este terrible acontecimiento:

Nos encanta pensar que hay una solución para estas cosas, que así es como lidiar con el trauma. Lo confronté; me ocupé de eso; seguí adelante. Pero eso no es necesariamente cierto. Me di cuenta de que no tiene que haber una resolución